lunes, 7 de mayo de 2012

Malos postulados políticos I: Introducción

En sus etapas iniciales de la prehistoria las comunidades humanas vivían en pequeños grupos que se bastaban entre sí, para satisfacer las necesidades fisiológicas (de alimentarse y beber para satisfacer sus exigencias básicas de desarrollo y adaptación); de seguridad (impulso a la asociación para satisfacer las exigencias de protegerse del medio climático y depredadores); de relaciones sociales (exigencias  sociales, de dar y recibir afecto), de prestigio (de ubicación dentro de la familia, sus pares y el grupo)  y de valores (de apreciar sus habilidades, destrezas y capacidades).

Cada integrante del grupo concurría a la convivencia con otros, movido no por un sentimiento de igualdad sino por el impulso a la asociación y el sentimiento de complementariedad  en la búsqueda de mutua  protección y satisfacción de sus necesidades. Resulta interesante ver que desde la más temprana historia hasta el presente la persona ha buscado “seguridad” y como los ciudadanos somos personas requerimos de los Estados seguridad para nuestras vidas y la de terceros, seguridad  para nuestros bienes, y como los inversores son también personas requieren esa misma seguridad para sí, su propiedad y sus capitales.

Aquel impulso a la asociación se sustentaba en este simple pacto “Yo no matarte, tu no matarme; yo no robarte tú no robarme, yo no someterme, tu no someterme, yo buscar lo que me gusta, tu buscar lo que te gusta. Que al llegar la escritura se registraron como “No hacer al otro lo que tu no deseas que el otro te haga a ti”, verdadera regla de oro de siete religiones (Budismo, Brahmanismo, Confucianismo, Cristianismo, Islamismo, Judaísmo,  y Taoísmo). Postulado que sustentaba aquello  que  cada uno sentía dentro de lo más íntimo, como necesidades intrínsecas no debidas a nadie: necesidades de vivir o derecho a la vida; necesidad de optar o derecho a la libertad;  necesidad de tener o derecho de propiedad, y  de procurar lo que le agrada o derecho a la búsqueda de la felicidad.

Esas ideas vivenciadas en forma individual eran como otras necesidades, vistas y sentidas no solamente como propias de su individualidad, sino que sentía, percibía y veía que los demás también las tenían, aun los más chicos, pues los pequeños con sus acciones mostraban deseos de vivir, de querer hacer lo que ansiaban y procuraban realizar aquello que los hacía dichosos, felices.  Veían  así a los niños jugando en las aguas de la laguna o cumpliendo la trabajosa idea de ir por una fruta, a la que llegaban después de trepar por las ramas del árbol; además advertían como el objeto que alguno  había encontrado o recibido para sí, era celosamente guardado como propio y verlos berrear, cuando sentían que esos propósitos eran conculcados por otro más fuerte o por los mayores. Concepción que surge de ver e interpretar las pinturas rupestres, los utensilios,  las marcas en huesos de los períodos lunares y en los trabajos de antropología cultural, como los Margaret Mead en las sociedades primitivas (manús, samoeses, balineses en las islas del Almirantazgo) visión  en línea con Jefferson  cuando en forma irónica expresaba que no tenía claro en la mente, si la sociedad de indígenas sin gobierno no sería la mejor.
En otras palabras ya los hombres del paleolítico se apercibieron de lo que muchos miles de años después, los “Padres Fundadores” , en la Declaración de Derechos señalaban entre otras cosas, que los americanos poseían los inalienables derechos a la vida, libertad, propiedad y a la búsqueda de la felicidad.  Para cumplirlo dijo Alberdi: ”El gobierno no ha sido creado para hacer ganancias, sino para hacer justicia; no ha sido creado para hacerse rico, sino para ser el guardián y centinela de los derechos del hombre, el primero de los cuales es el derecho al trabajo, o bien sea la libertad de industria” 
Derechos que entre  1810 a 1852 por no ser totalmente reconocidos para todos los habitantes del suelo argentino, mantuvieron a la comunidad nacional bajo leyes coloniales y de Indias, y en continuas guerras internas,  donde se negaba: a) la libertad de comercio, de navegar, b) el derecho a vivir a los derrotados, c) el de propiedad, d) de difundir sus ideas  y e) de búsqueda de la felicidad. Impidiendo la creación de riqueza y manteniendo las tierras deshabitadas, con una población por lo general sumida en la pobreza o formas muy cercanas a ella, por obra de gobiernos autoritarios en lo político y en lo económico.
El esplendor de nuestro país posteriormente alcanzado desde 1853 a  1912, comenzó primero a detenerse y luego a deteriorarse, por haber abandonado las acciones gubernamentales el principio que lo habían cimentado: “un gobierno republicano federal centrado en la defensa de los derechos inalienables de las personas a la libertad, la vida, la propiedad y la búsqueda de la felicidad, fijados por la Constitución 1853 /60”, sustituyéndolo por postulados de distintas hojas rojas del marxismo leninismo. Recordemos que en 1848, apareció el manifiesto comunista y en 1871 se realizó la  revolución de la Comuna de París, antecedentes ideológicos para las revoluciones nacionales de 1890, 93 y 1905, que tiñeron las inteligencias argentinas de escritores, poetas y políticos, solo según Miguel Cané  escapando  de esa influencia,  dos hombres Sarmiento y Ascabusi.
Influencias que en forma pausada pero sin interrupciones fueron velando y enrojeciendo los principios constitucionales en el transcurso de los años, así:
·         Entre 1916 y 1943 el proceso fue muy lento, teñido  ideológicamente: en 1917 por la revolución bolchevique, en 1920 por el fascismo, en 1930 el republicanismo español, en 1932 por el social-nacionalismo, en 1936 por el nacional sindicalismo.
·                   Entre 1943 y 2002 ese proceso se concretó en forma más rápida, alterando no solo la gobernabilidad, sino la importancia del país en el Mundo y la lenta pauperización de la nación, y de su gente; por ejemplo Perón dijo que en el Banco Central había 1.500 toneladas de oro. peso correspondiente a 48.266.000 onzas de oro, hoy alrededor de 870.000 millones de dólares, que volcados al mercado hubieran significado inversiones productivas, mejores comunicaciones, obras hidroeléctricas, puertos, caminos de cemento y de hierro, logrando una mayor calidad de vida para más de tres generaciones de ciudadanos.
·                 Entre 2003 al 2012 en forma totalmente  acelerada se continuó el descenso institucional y la pérdida de inserción en el mercado de las naciones, bajo la batuta de gobiernos que no respetaron los derechos inalienables y se rigieron con muchos de los postulados políticos del marxismo leninismo
Por otro lado no se hubieran impulsado tantas políticas socialistas de Estado de Bienestar -que con el tiempo empobrecieron a la Nación-, si se hubiera además  recordado que por  aquello de nada nuevo bajo el sol, que 900 años atrás el Imperio Romano,  no cayó por las invasiones bárbaras, sino por las consecuencias económicas resultantes de  la rebelión de los esclavos liderara por Espartaco que a posteriori originó una grave crisis agropecuaria en Roma, que fue extendiéndose a las provincias, y que a pesar de todas las medidas que dispuestas por los emperadores posteriores, nunca pudo resolverse. Como consecuencia señala Peter Temin  se dio un empobrecimiento general de la población, por lo que  el Estado decidió dar gratis el pan primero a 300 mil habitantes, luego a 500 mil y más tarde a un millón, para mantener el apoyo popular, política que provocó una gran inflación, el abandono de los campos,  baja de la productividad, incremento de los impuestos y precios máximos, una verdadera política socialista que derrumbó la economía del Imperio, por ejemplo  el abundante aceite de oliva ya no provenía de los campos latinos sino de la provincia de Hyspania, pues muchos agricultores en todos los rubros cultivaban sólo para su propia subsistencia, mientras otros acudían a las ciudades donde comer era gratis

Este escrito continúa en la Parte II.

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